miércoles, 6 de febrero de 2013
La publicidad en la Segunda Guerra Mundial
Con la segunda guerra mundial, la industria se concentro en producir bienes para la guerra. Debido a que todo el material civil estaba sumamente racionado, muchas empresas recortaron su publicidad. Otras pensaron que, aun cuando no tenían mercancías, no estaban fuera de los negocios y querían conservar la buena voluntad del público, así que aplicaron los esfuerzos de su publicidad a prestar un servicio público. Los consejos de la compañía Goodyear Tire & Rubber sobre cómo cuidar los neumáticos en tiempos de escasez. El Consejo de Publicidad de Guerra Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la industria de la publicidad se encontró ante la perspectiva de una necesidad mucho menor de publicidad de consumo y dirigió su atención al esfuerzo bélico.Su propósito era levantar el ánimo y comunicar la necesidad del sacrificio de los civiles. Entre los temas y los proyectos promovidos por el consejo estaba la conservación de productos, como el combustible, las grasas y los neumáticos; sembrar jardines de la victoria; comprar bonos de guerra; promover el racionamiento y fomentar las comunicaciones desde los hogares a las tropas. Una de las campañas más conocidas fue la que realizó la agencia de publicidad J. Walter Thompson para alentar a las mujeres a ocupar los puestos de los hombres que estaban en la guerra. En la década de 1940, muchas industrias jamás habían tenido a mujeres empleadas y existían prejuicios arraigados, tanto de parte de hombres como de mujeres, en cuanto al tipo de trabajo que éstas podían o debían hacer. La campaña de “Rosie la remachadora” (“Rosie the Riveter”) pudo superar estos prejuicios y llevó a millones de mujeres a la fuerza de trabajo. Hay quienes atribuyen a estas campañas el inicio del proceso de introducción de las mujeres en ciertos ramos industriales después de la guerra.
“Rosie the Riveter”
Al terminar la guerra, el Consejo de Publicidad de Guerra podía informar que los anunciantes y los medios habían contribuido con unos 1,000 millones de dólares de espacio y tiempo para mensajes relacionados con la guerra. Se vendieron más de 800 millones de bonos de guerra, por un total de 35,000 millones; se sembraron 50 millones de jardines de la victoria; y se rescataron millones de libras de caucho, hojalata, acero y desechos de grasas. Más de 60,000 enfermeras se alistaron en el Cuerpo de Enfermeras Cadetes, y el reclutamiento del Cuerpo Femenil del Ejército aumentó 400% en un año.